La estimulación temprana en el desarrollo creativo

 




E S T I M U L A C I Ó N   D E   L A   C R E A T I V I D A D 




En los dos primeros años, son recomendables los juguetes de madera, como dados, y cubos que permitan la formación de figuras y conjuntos, hay que desarrollar las habilidades para la observación y la comparación; estimular las acciones con objetos les desarrolla la motricidad fina; es decir, las yemitas de los dedos y los movimientos de la mano comienzan a permitir que sean menos torpes, y que el agarrado sea más seguro; por ello, es que debemos comenzar a dejarlos que coman solos, para que después también con independencia puedan anudar sus zapatos; en esta etapa como en toda la niñez, es muy importante ponerlos a dibujar y pintar con materiales plásticos, que les permitan el desarrollo motor y de la independencia, la cual está dada por la voluntad del niño de encontrar soluciones a problemas sencillos por sí solo; esto forma parte de la vida del niño desde que logra, sobre todo, independizarse del adulto en sus primeras acciones, a partir de la crisis de los tres años, la que no siempre es bien entendida por la familia. El juego de imitación, el trabajo con objetos sustitutos y el juego de roles son las actividades dirigidas a promover en los niños un pensamiento abierto que evada estereotipos y propicia la creatividad. El aprendizaje conduce y guía el desarrollo; sobre todo en esta edad, él necesita mucho de la ayuda del adulto para promover el aprendizaje y, para ello se necesita de preparación, esta etapa marca la diferencia entre lo que el niño aprende por sí solo y lo que logra con ayuda del adulto o de otros niños; siempre hay una distancia, los educadores y familiares no deben hacer las cosas por los niños, y tener en cuenta que ello los hace inútiles y deteriora muchos componentes personológicos, como la creatividad. Para el niño, una explicación clara con una orientación adecuada, con el apoyo de lo que ya conoce y con ayuda de demostraciones cuando es preciso, eleva sus niveles de independencia; esta práctica enriquecerá su aprendizaje para enfrentar la escuela. Del conocimiento que se tenga, por parte del educador y la familia, de la planificación y la organización de la vida, de los procesos de alimentación y sueño, depende el desarrollo infantil. De las acciones que en las diferentes actividades los niños realizan, de la operación de acciones lúdicas y reflexivas con ellos, de las demostraciones y del desarrollo de las diferentes áreas, dependen sus habilidades; por ejemplo, para que el niño llegue a diferenciar colores existen tres fases las cuales son: 


Primera fase (manipulativa). El niño juega con las bolas, los cubos, los dados de madera o plástico, los lápices, sobre todo con estos últimos fundamentalmente apreciará las impresiones de color, se asombrará y disfrutará al haberlo logrado. 

Segunda fase (diferenciadora). Agrupará los objetos que son del mismo color y distinguirá un grupo de otro por el color.

Tercera fase (generalizadora y de aplicación). Colocará nuevos objetos no manipulados anteriormente y reconocerá los colores en otros objetos. Esto nos demuestra la necesidad que tienen, sobre todo los niños en los tres primeros años, de interactuar con muchos materiales, y no solo por el desarrollo que se produce a nivel de la corteza cerebral; o sea, del pensamiento, sino por el desarrollo motor que marcha unido al desarrollo psíquico y en el que la guía y la conducción del adulto es vital.

El niño pequeño va adquiriendo por medio del proceso de comunicación y relación con los objetos, la cultura que está contenida en el saber acumulado por la experiencia de los adultos que guían al niño, esto es importante, dado el análisis anterior de considerar el papel de la familia, porque la cultura es todo, son las formas en que expresamos nuestras ideas, sentimientos, valores, costumbres, hábitos, tradiciones; o sea, cómo actuamos, vestimos, comemos, expresiones religiosas que practicamos; por ello, es que no es solo tarea de la institución educativa, pues la cultura se adquiere por apropiación, tanto en la escuela como en la vida y está contenida en el saber acumulado por la sociedad, la comunidad y la región en la que vivimos. 

Por último Piaget menciona que:

Según Piaget, el pensamiento creativo constituye la forma final del juego simbólico de los niños, cuando este es asimilado en su pensamiento. De ahí la importancia de la relación entre el juego y la creatividad, como esencia del proceso de aprendizaje de los escolares.

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